Poema dedicado a Salvador Puig Antich y a todas las personas que dieron su vida por sus ideas durante la dictadura franquista
La muerte tiene miedo a la vida.
Sin embargo, sin ese pavor,
la muerte pierde el sentido,
carece de significado.
Por eso el muerto en vida teme a la muerte,
porque esta ya no tiene nada que perder.
Una sentencia es sinónimo de haber vivido.
La eternidad del ahora implica la decadencia del yo.
Pérdida de lo impersonal,
diluido en el colectivo.
Confieso que no he vivido lo suficiente.
No me basta con ser ese engranaje sin muescas.
Quiero hacer descarrilar a mis iguales y parar el tiempo,
ver como todo arde y partir infinitamente hacia
la eternidad de una risa,
de un llanto, de una riña entre enamorados.
El segundo de un ahorcado, condenando lo inconfesable
que es haber vivido a su manera.
Salvador, uno más en esa larga lista de olvidados. Y muchos más.
A vil garrote hábil de bote pronto brotó el cráneo, cuello roto.
Final frágil, final ingrato.
Fruto del esperpento, la aberración del héroe clásico.
Ridículo destino, fruto del sentido mismo de la existencia.
Pero lo envidio, porque confieso que no he vivido lo suficiente,
para que la muerte vuelva a temerme.
M. M.

Quería finalizar este post recomendado que veais un film sobre la historia de Salvador, con el nombre: Salvador (Puig Antich) (2006). La película se puede ver por Youtube a través del siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=WR44UJELvXY&t=7519s.